Lo que yo no sabía (y Clementina tampoco) es que habrían 2 cuestas (la Buenos Aires, 8 km, y el Pajonal, como 40 km) que te dan la sensación de estar ascendiendo el Himalaya.

Unos 50 km antes de llegar a Vallenar, Clementina dijo: “Hasta aquí llegué. Me duele la bomba de nafta”.

La revisé y, efectivamente, la bomba no funcionaba.

Utilicé el recurso que indican “los que de esto saben”: le puse un trapo mojado y traté de seguir subiendo. Pero parece que “los que de esto saben” no se la saben todas, porque la cosa no anduvo.

Volví al viejo truco de la botella en directo al carburador, con una diferencia: no estaba Eduardo para sostenerla.



 

Me mandé una solución tipo McGyber, con un poco de cinta aisladora y me metí en un pueblito a buscar nafta, para no tener que estar aspirándola del tanque (Lo hice una vez y me tragué la mitad).



 

Seguí como pude, parando cada 10 kms a llenar la botella. En la mitad, se me unió una Kia y se ofrecieron a acompañarme hasta Vallenar, por si las moscas...

Asi fue. Llegamos a Vallenar, hasta una Copec, con Arit Salgado y su amigo, que siguieron hasta Copiapó.



 

Es interesante decir que Arit es verdulero y va con su van Kia a La Serena a buscar la verdura que vende en Copiapó... le cuento que son 350 km... No es a la vuelta de la esquina...

 

En la esquina de la foto, puede apreciarse como los chilenos no le temen a la competencia farmacológica. Hay cinco farmacias CONTIGUAS, entre ellas 2 Ahumada (una frente a otra), una Cruz Verde, una  Salcobrand y una Redfarma. ¡Cinco contiguas, en la misma esquina!
Fui a sacar plata del banco para comprarle mañana una bomba eléctrica que suplemente a la “natural” de Clementina. La voy a hacer colocar en paralelo, para usar la eléctrica sólo cuando sea necesario. Lo hago así, porque las universales son de origen chino y no tan confiables. Teniendo a la dos en paralelo, me atreveré a encarar el desierto que, a medida que me acerco, la gente me asusta un poco con sus prevenciones.

Si a Clementina se le ocurre “enfermarse” en el medio, voy a quedar mas achicharrado que Juana de Arco.

Bueno, están tocando silencio y diana es a la 7.

Hasta mañana.

 

Jueves, 17 DIC 09

Me desperté temprano. A las 7.
Desayuné y me fuí a comprar la bomba.
Oh, sorpresa! En Vallenar los negocios abren a las 9 y media o 10.
Hice tiempo, compré la bomba y me puse a buscar mecánico.
La parte céntrica de Vallenar es lo suficientemente chica como para ser peatonal, sin embargo, hay bastante tránsito vehicular.
Después de 3 o 4 intentos fallidos, encontré a Don Martín que aceptó colocar la bomba en forma inmediata.
Lo puso a Pablito, su ayudante de 20 años, a hacer el trabajo.
Pablo es bastante habilidoso. Le explique que quería poner la bomba en paralelo, para alternarla en caso de necesidad le hice un diagrama de las conecciones y nos largamos.
Fuimos juntos a buscar caños, conectores y llaves de corte.
Hicimos el trabajo juntos (cosa que no me desagrada) y terminamos como a las 2 de la tarde.
Me fui a cargar nafta.
Almorcé y me tiré a descansar un rato (siempre pensé que los restaurantes deberían tener un sector para descansar después de comer. Con la Clementina, parada en la puerta, mi sueño se está cum`liendo).
Como a las 4, partí para Copiapó.
A los 5 kms, la vieja bomba empezó a quejarse. En 10 minutos, cambié las conexiones y habilité la bomba eléctrica nueva.
Todo espectacular.
No paré hasta Copiapó y, aunque ruidosa, la bomba funcionó a la perfección.
Llegue como a las 6 de la tarde. Busqué un lugar para pernoctar y luego, un ciber, donde actualizar la pagina y responder los emails.
Y acá estoy, en eso.
Lo que me preocupa es que, como consecuencia de las dificultades mecánicas, estoy posponiendo charlas y reuniones y, la semana que viene es Navidad y luego, la siguiente, Año Nuevo. Ni pensar en mantener la agenda.
En fin, aprovecharé para ganar algunos kilómetros perdidos.
Trataré de pasar a Perú, antes de fin de año. Veremos.
Por ahora, me vuelvo a la Clementina, donde intentaré bañarme con menos golpes que la última vez.
Buscaré un buen lugar para comer mariscos o pescado. Y luego, a apolillar.
Mañana sigo.